El perseguidor

Yo he dormido con el monstruo en repetidas noches
se presentaba como el ruiseñor de la penumbra
acorralado en la negrura de la noche
caminaba por la cornisa de la cama purificando el miedo
que acechaba a cada latido de un corazón extraño
relamí la piel almíbar del filo de un cuchillo de un brillo lunático
los ruidos lejanos arribaban como ráfagas de secretos irreconciliables
eran murmullos paganos profanando la paranoia de un mortal
que aúlla el dolor intrínsico de la metamorfosis de un ser que nació malvado
la tarima  de su honrosa cama y el silencio del cuarto amontonaron tus recuerdos 
tus instintos implacables que ha cierta hora del amanecer deambulan cruelmente
haciendo justicia a tu afiebrada maldad
de esconder una sonrisa con la mirada tenebrosa
con la que se observa una autopista poblada de coches
con los cuales puedes tropezar descuidadamente para empezar una nueva vida...