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domingo, 31 de marzo de 2013

Destino



Sórdido nihilista sosegado en el alfeizar de una ventana colonial divagas
Cual ser cruel y despiadado
Sentado en la cima de tus pecados
Laceras tus vísceras con las garras de un águila
Malvado demonio aleja tus ojos rojos de mi inconsciencia
que es proclive a desafiar el bien
Turbias aguas de mi saliva malvavisca
Aclaren el día diáfano de mi incruenta despedida
Os lo suplico Sílfide derrame Usted el aliento de la dulzura
En el rostro esculpido por lo años somnolientos en una almohada
Testigo vertiginoso de la fatua existencia
De un ser despojado de bondad...

sábado, 16 de marzo de 2013

Casablanca



And so it is
Just like you said it would be
Life goes easy on me
Most of the time
And so it is
The shorter story
No love, no glory


Y es así...
Justo como dijiste que sería
La vida sigue fácil para mi
La mayor parte del tiempo
Y es así...
Una fugaz historia
Ningún amor, ninguna gloria

Contaba los segundos, caminaba por las calles abarrotadas de almas que se apretujaban buscando algo que comer y algo que comprar, andaba apurado, quizás la letra de la canción de la película Closer se metió en mi piel; esquive a una buena cristiana que venia centelleando por la avenida Benavides vanagloriándose de sus contorneadas y hermosas piernas; la miraría, con esa diáfana, cristalina, transparente y etérea aura que acompaña a los seres enamorados, que la chica sólo atinó, mohín en mano, a desviar su atención a la solapa de un oficinista que fumaba un cigarrillo, con los ademanes propios de un brillante corredor de bolsa de valores de Lima.

Y es así, tal como lo dijiste; y por eso sigo amándote con la idolatría impropia que se le tiene a un Dios pagano; que la vida sería fácil para mi... efectivamente, tu avecilla risueña, tuvimos una fugaz historia llena de conversaciones y bares y viajes y hoteles y piscos; fuiste, lo que después del fútbol diría yo, pos para emular a don Pancho Villa y Emiliano Zapata; que he vivido el amor y la gloria excelsa de haber dormido en el lecho en que tus ancestros forjaron tu cabellera diáfana y tu sonrisa pícara que adormece mi andar con tu recuerdo inacabable.

Como es la vida tan llena de signos y designios, el nombre del último hotel en el que nos amamos, lo descubrí un día en que andaba recogiendo mis pasos; se llamaba Casablanca; como la película de Ingrid Bergman y Bogart, donde nos bebimos una botella de agua y nos juramos nunca volver a buscar la verdad de nuestras vidas, acompañados por el piano adulador, irradiando la melodía solitaria de Strangers in the night.