sábado, 20 de abril de 2013
Eternidad
Yo dominé la eternidad hasta hoy que se me escapó
Un descuido y despavorido huyó hacia los alejados confines del jardín
Una flor altiva cobijó entre sus pétalos al tibio escurridizo
Acurrucado desde su escondite me dirigió esa típica mirada escrutadora que deja tu alma desnuda
Un vientecillo tardecino amainó mi turbulento desconcierto
Respiré descuidadamente
Casi con la inercia con la que saludamos
A un buen caminante de rutas inhóspitas
Reposé en el shailon vetusto de mi imaginación
Y pude mecerme en un vaivén dominado
Por la mano bondadosa de la eternidad...
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