viernes, 19 de abril de 2013
Aleatorio
Caminé alguna vez por la plaza San Martín cuando los pirañas y los homosexuales la dominaban, cuando Sendero Luminoso cercaba Lima con sus coches bomba y el terror, caminé alguna vez rumbó al cine Metro para ver la película el Guardaespaldas en donde la canción principal hacia añicos mi estereotipado personaje de hippy urbano marginal, época en la que me encontraba enamorado de una quinceañera y alquilaba mis sueños por una hora de conversación de amores con finales infelices, refugiado en la coraza de Rayuela, libro de Cortazar, buscaba en el amanecer alambicado el perfil filantrópico de su personaje principal de la novela Rayuela, la Maga, andaba de teatro en museo rebuscando su esbelta figura, iluso coleccionista de historias, recopilador empedernido de recortes de vidas recogidas de las madrugadas agujeradas de una Lima vital en la que hervía el sentido insensato de caminar descalzo por los vericuetos de pasajes secretos y callejones de los Barrios Altos en donde la voz razonablemente socarrona de un ser corroído por el alcohol y las drogas desgarraba tu alma aquejada por la búsqueda de la implacable verdad de nuestras vidas aleatorias.
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