Destina la lejanía al ocio de mi alma
Llano cruzas el sendero de luces insaciables
El agua deambula por insospechados desiertos
El osezno olfatea el peligro que avanza
La pradera se vuelve insegura
Mis ojos clavados al aire infernal
Laceran sus pupilas de salvajismo
El sol tardecino asienta su enorme cuerpo indolentemente
Mastica la bestia mi cuerpo con desagrado inmortal
Son segundos con arqueos ficticios
Casi como los besos que te doy...
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