a casa,
retorno a casa
a ese pedazo de kibuts
que un día arrancado por un huracán
despavorido camine montado en una bicicleta roja
me aleje ataviado con un jean raído por los suelos
y por el irreverente impulso de andar
sin mirar por el retrovisor
impulsado por la amabilidad de un sol adulador
herido por el frío acicalado de una calle convergente de cinco esquinas
conocí el pecado dejando rastros de inocencia
amé la soledad como pescador de altamar
descubrí el brillo del oro
en la sonrisa anónima de un anacrónico escritor
sentado en una plaza errática
Me aleje de la manada
después de apagar el firmamento
el corazón se acurruca en las arrugas de la noche
y el alma gitana bebe una bocanada de cerveza
transita por tu piel el aire tibio de la voz de una pitonisa
que resuena como un eco interminable
Regresa a casa
he arribado con todo mi equipaje
que es mi risa inflamable
al rincón donde los elefantes
en el albor de sus días
acuden acompasados
cual destino a cumplir
me dirijo a acompañar a mis ancestros
que me cobijaran cálidamente en su ancestral descanso...