He dominado la noche tantas
veces como he bebido una cerveza
Eso pensé...
Puedo escuchar a miles de kilómetros
el lamento de un niño
Abandonado en su rincón de
sueños
La noche es tan esquiva como el
azar
La noche es tan sigilosa como
el cimbreante camino a casa
Los manotazos apurados que doy en
penumbra acosado
Por el tiempo irreal del
segundo acelerado por el alcohol
Intento agarrar la masa tibia
de su sabia petulancia
Noche acosadora penumbra
silente escudriñadora paciente amiga
De almas que buscan el secreto
de tu longevidad pueril