En sueños afiebrados agolpados de miles de horas tu beso redentor viejita linda salva a este tío que mira con un solo ojo a este mundo tan hermoso, como no ha de haber un Dios para crear semejante maravilla de la vida y de las preciosidades y bellos animales, formas tan perfectas que me es difícil terminar de cavilar que no pueda creer en ti Dios que has podido edificar toda esta perfección, lamentablemente para mi, y la contradicción sobre la contradicción, no creo en Dios pero admiró su creación. Soy como ese ser de la película Blade Runner , en la lluvia, que dice: “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos ‘C’ brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhauser. Todos estos momentos se perderán como lágrimas en la lluvia… it´s time to die...”. Quizás el mundo se está auto infringiendo castigos para perpetuar su existencia más allá de su sonrisa. Oh Dios, deja que mi Madre vuelva a besar mis mejillas tan sedientas de redención…
viernes, 30 de diciembre de 2011
domingo, 4 de diciembre de 2011
Dicotomia de todas las sangres
Quería encontrar la génesis de la violencia, en un Perú plagado de contradicciones, esa Lima de finales de los 80 semejaba mi espíritu abigarrado, leía con tanta violencia y apasionamiento casi como Sendero volaba ideologías, caminaba vericuetos de mitos en la universidad de san marcos en donde contaban que se escondía Abimael, conversaba madrugadas en la pensión donde vivía en el barrio de Jesús María, con amigos que habían llegado de todas los rincones de nuestro Perú, hijos de humildes trabajadores de una petrolera expropiada por el gobierno de Velasco en Talara, hijos de dirigentes ultraizquierdistas visionarios puros soñadores con la transformación pacífica de una patria con la cooperación armónica de sus congéneres, hijos de generales que fueron expulsados de sus hogares por tomar rumbos disimiles a los que su padres anhelaban, esa pensión era un hervidero de ideologías, pensamientos y mucha pero mucha juventud, donde Cortazar se mezclaba con Arguedas y Basadre aparecía debajo de la mirada de un Pucallpino que participaba en marchas senderistas y haber recibido el golpe certero de una lata de gas lacrimógeno en sus dura cabeza. Yo archivaba panfletos y revistas senderistas como un modo de interpretar semióticamente el pensamiento Gonzalo, largaba interminables tardes en viajar hacia zonas rojas, Huaycan en ese verano caluroso calaba en mi piel sentimientos tan encontrados como la sangre que fluye por mis venas, archivaba también libros donde explicaban los métodos contrainsurgentes y de guerra de baja intensidad, era un revuelo mis cerebro cavilaba la extraña forma en que la Av. Abancay se había poblado de ambulantes de los poblados más recónditos de nuestro territorio que convivían con la violencia de aquel 1992, cuando serpenteaba por auqellos lugares un grupo de la policía contra el terrorismo había capturado al pensamiento Gonzalo, al líder de un grupo que remeció los cimientos y las conciencias de un Perú que hasta ahora no ha terminado de curar sus heridas.
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