La ira levantó al ser desahuciado
Erizó la mirada al horizonte
En esa tierra poblada de cerros
Observó la pobreza de su pueblo
De sus niños
Una ráfaga de viento despeinó sus pensamientos
Se sintió el centro del universo y conversó con la tierra
Extendió sus brazos hacia un cielo azul
Y apretó el corazón hasta fundirse con los puquios
Y regar con su sangre ese suelo bendito
En la que sus cachorros olerán el dulce aroma de su ofrenda…